viernes, julio 26, 2024
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Brenda Vargas Matyi: “La diversidad debe ser transversal a toda la política”

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Nacida y criada en La Matanza, Brenda Vargas Matyi se convirtió en diciembre de 2021 en la diputada más joven del recinto en el Congreso Nacional representando a la provincia de Buenos Aires por el Frente de Todos con apenas 26 años.

No se siente referente política pero sí considera que tiene responsabilidades políticas y cree que, así como ella pudo embanderarse y militar en el feminismo, ahora hay que abrir las puertas y atender a la nueva generación con sus nuevas banderas, como la de la protección del ambiente.

En sus redes resalta tres orgullos: ser argentina, matancera y peronista.

“Mis bisabuelos vinieron a la Argentina por la Guerra Civil española. Había algunos familiares que eran franquistas y otros ‘rojos’. Cuando vinieron a Argentina las discusiones eran las mismas. Entonces preferían no hablar de política”, relata divertida.

Oriunda de Villa Constructora, cursó sus estudios desde inicial hasta el inicio del secundario en Santa Rosa de Lima, una escuela católica ubicada en la Plaza de San Justo, cuyo párroco era el Padre Basilicio “Bachi” Brítez, emblemático cura villero de Villa Palito, asentamiento colindante con Villa Constructora:

“En un momento, empezó a traer a los becados de Villa Palito al Santa Rosa de Lima. Fue un antes y un después en toda la comunidad de la escuela. Mucha discriminación, mucha ofensa en esos momentos donde se marca mucho más la clase de donde viene cada uno. Yo la verdad que no sentía esa diferenciación porque realmente no era de la clase social que pudiera tener algún tipo de status. Y me fui a un colegio pequeño, laico de mi barrio”.

Según Brenda, esa educación le hizo ver cuál era la injusticia “y en qué lugar había que pararse: en el lugar del otro, del prójimo. Nosotros los peronistas somos cristianos humanistas. Perón toma de esa doctrina de la Iglesia del humanismo que hoy particularmente es lo que más se necesita frente a este capitalismo tan foráneo: entender que del otro lado hay una persona”.

Su interés por la política partidaria inició en 2008, con el mediático “conflicto de la 125” y las retenciones al campo. Por ese entonces, Brenda se encontraba cursando el nivel secundario en otra escuela más pequeña, privada y laica, cercana a su casa. Hasta ese momento quería ir en contra de su padre, un obrero de la construcción que, del 2003 al 2009 y con el ascenso social, vivió la posibilidad de tener un auto y una casa:

“Veníamos de una hipotecada en el 97. El 2001 mi familia lo vivió muy mal. Y por supuesto, mi papá lo amaba a Néstor. Yo quería ser la niña rebelde, entonces no quería saber nada y Cristina metía la cadena nacional a la hora que daban Casi Ángeles”, recuerda.

Un profesor de historia del secundario se convirtió en su referente:

“Cuando sucedió lo de la 125 él nos explicó cómo era el proyecto de ley. Y nos dijo que cada uno debía definir qué nos parecía mejor o peor. Siempre nos aclaraba: la historia es cíclica. Eso me marcó un antes y un después. Me hizo ver que mi papá no era el que estaba equivocado sino que estaba parado desde el palo trabajador, como un obrero que no recibía el beneficio de la Sociedad Rural”.

A los 15 años y al calor de la conformación del primer centro de estudiantes de su escuela, empezó a reconsiderar sus ideas originales respecto de la política.

Me hizo ver que mi papá no era el que estaba equivocado sino que estaba parado desde el palo trabajador, como un obrero que no recibía el beneficio de la Sociedad Rural.”

Brenda Vargas Matyi, diputada nacional

Del centro de estudiantes…

Brenda recuerda los inicios: “En ese momento estaba la famosa histórica UES -que trabajaba con escuelas del Estado- pero no existía el Frente de Estudiantes Secundarios como existe hoy en La Matanza. Nosotros, del privado, quedábamos afuera. Y además veníamos del polimodal: otra currícula, otra forma de educarnos y un montón de contenidos nacionales quedaban fuera. No había centro estudiantes, no había delegado. Fue una estructura que se empezó a armar”.

Allí empezó a relacionarse con otres referentes estudiantiles del distrito, como Franco Torales, de la Unión de Estudiantes Técnicos, actual Secretario de Juventudes.

… A la militancia orgánica

“Yo la tuve a Cristina a cinco cuadras de mi casa y me tenía que ir a trabajar al pelotero como animadora. Eso no me permitía militar. No es tan sencillo militar como a veces parece. No tenés siempre las posibilidades. A veces parece que el militante fuera el vago y al contrario, tiene su laburo -como todo el mundo- pero en vez de volverse a su casa luego de trabajar, sale a militar para  construir justicia social”, reflexiona la diputada.

Una vez terminado el secundario, Vargas Matyi se involucró orgánicamente en la militancia sumándose a una Unidad Básica del PJ que quedaba a una cuadra de su casa.

“Fue un cambio muy rotundo. Salía a las 8 de la mañana y volvía a las 3 de la mañana.  Quería salir de pintada, volantear, estar en todas. Mis padres siempre acompañaron mis decisiones. Seguramente en vez del título de militante querrían un título universitario”, sostiene Brenda, que cambió reiteradas veces de carreras -desde profesorado de inicial, ciencias políticas hasta actualmente publicidad- pero siempre mantuvo la militancia territorial y en cada espacio donde estudió contribuyó a la construcción de centros de estudiantes.

.- Vivís y militás en el territorio matancero. ¿Has notado cambios cualitativos en relación a las cuestiones de género y diversidades?

.- Si lo pienso en términos de la política, en el 2014, 2015 no sólo nos costaba explicar a los compañeros que teníamos una compañera/o trans o un compañere no binario sino la visibilización de las diversidades dentro de la política partidaria. Me parece que tomando en consideración ese punto de partida, hay mayor visibilización de estos cuadros políticos que se identifican con las luchas de las diversidades, de las mujeres, que se identifican desde otro lugar diferente al partidario, con una bandera, una lucha, un objetivo. Tal es el caso de Grecia Villalba [N.A.: la primera persona trans en figurar en una lista como candidata a consejera escolar en el municipio más grande del país].

Y en términos de gestión seguramente nos falte pero creo que hemos podido acompañar los casos más críticos y hemos podido generar un mapeo y un esquema de cómo trabajar de ahora en adelante en el distrito con las diversidades. No es menor que haya una compañera que hace seis meses le quisieron cortar el cuello en una estación de servicio y ahora tiene un puesto como auxiliar no docente en la provincia (Ver nota “Cupo laboral trans: la oportunidad”).

Haber podido hacer la Marcha del Orgullo en La Matanza por dos años consecutivos, y ojalá este sea el tercer año de la marcha del orgullo matancero, me llena de orgullo pero desde otro lugar: yo tuve la posibilidad de embanderarme detrás del feminismo, del Ni Una Menos para generar visibilidad de las compañeras que venían trabajando sobre estos temas. La marcha del Orgullo ha llamado a la unidad desde el primer momento: a no excluir sino a incluir. Es un gran logro de la comunidad para poder también generar desde las entrañas sus propias referencias y reivindicaciones y ha impulsado también a que Fernando Espinoza, como nuestro conductor, empiece a integrar la política hacia las diversidades como una línea transversal de su gestión. Porque la diversidad debe ser transversal a toda la política, como también la cuestión ambiental debe ser transversal a todas las políticas.

Yo tuve la posibilidad de embanderarme detrás del feminismo, del Ni Una Menos para generar visibilidad de las compañeras que venían trabajando sobre estos temas.”

Brenda Vargas Matyi, diputada nacional

Por otro lado, el programa de Gestión Menstrual del distrito me parece fundamental. Uso la copita y siempre que voy a una entrega de copitas comento esto: tengo formación académica, puedo acceder al sistema de salud y por mucho tiempo usé mal la copita. Aprendí a usarla bien yendo a los talleres de Gestión Menstrual.

Por más que uno acceda a la educación y al sistema de salud, muchas cuestiones que tienen que ver con una imposición sociocultural suelen quedar por fuera, y eso tenemos que romper desde el Estado, gobernando y legislando. Así lo hicimos con el matrimonio igualitario y con la identidad de género.

Ahora hay insistir en la desigualdad económica que sufren las personas menstruantes: Hay una idea sociocultural de que menstruar está mal, que hay que esconderlo… En las entregas de copitas se termina siempre haciendo vuelta de rosca y hablando sobre el aparato reproductivo, la sexualidad y el placer. Y esto hay que llevarlo a todo el país.

liliana hendel junto a brenda vargas
Foto SMPDGYD de La Matanza

Legislar para cuidar

.- Como diputada presentaste un proyecto de exención de impuestos a los productos de higiene menstrual.

.- Sí. Es un posicionamiento político que toma nuestro bloque. La intención es que salga a nivel nacional. Sabemos que los gastos económicos para la mujer o las personas menstruantes siempre son mucho más altos que para los varones y las personas no menstruantes. Y el costo que se genera para esas personas menstruantes no lo está cubriendo nadie, no lo subsidia nadie. El recurso del Estado tiene que estar a disposición de la persona que lo necesita, más allá de si tiene o no tiene para comprar. Y nosotras tenemos la posición político partidaria de que todas las leyes que trabajemos tienen que apuntar a producir igualdad de derecho.

Entendemos que en la oposición no hay una compresión sobre las medidas que generen igualdad. Todo lo que es positivo para las trabajadoras la oposición -desde Cambiemos hasta el sector libertario- lo considera negativo para los mercados.

Por esa razón pensé en plantear una reducción impositiva: para que de a poquito podamos ir ganándole al mercado en esta instancia. Yo no quiero que la persona que produce toallitas no reutilizables se quede sin trabajo. En todo caso, la intención es que progresivamente reconvierta su trabajo a un producto que pueda ser reutilizable.

A propósito de las tareas de cuidado, Vargas Matyi se muestra preocupada por la falta de reconocimiento de la vejez y la tercera edad:

“Es un sector que está corrido de foco. Todos nos preocupamos porque los pibes van a votar a Milei pero nadie pone el foco en la persona mayor que tiene que pagar un alquiler del mismo valor que su jubilación o yendo a desarrollo social a buscar el bolsón de comida porque no le alcanza”, expresa.

En ese sentido, rescata haber podido sacar en el Congreso, una moratoria previsional para varones y mujeres que en La Matanza incluye a más de 25.000 personas, con una perspectiva de género que tiene que ver con las tareas de cuidado: “Es indispensable hablar sobre el tema desde el lugar de la previsión social y replantearnos cómo vamos a seguir manejando en la Argentina las tareas de cuidados”.

Es indispensable hablar sobre el tema desde el lugar de la previsión social y replantearnos cómo vamos a seguir manejando en la Argentina las tareas de cuidados.”

Brenda Vargas Matyi, diputada nacional

De libertades

En un contexto en que se hace uso y abuso de la palabra libertad, la diputada nacional opina que hay que fomentar las libertades individuales siempre y cuando aporten a los colectivos. Ejemplifica con la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo:

“Más allá de cualquier ideología, tenía que ver con poder acompañar también en un lugar de salud, de salud pública, de salud mental y de construcción comunitaria. A mí me ha pasado de ir con el pañuelo y tener que estar explicando a las vecinas porque me cuestionaban el pañuelo verde, en un barrio donde los compañeros te decían que cada dos por tres se tapa la cloaca porque hay un feto trabado. Discutíamos con compañeras que a la semana siguiente venían y te pedían ayuda porque tenían que abortar porque el padre estaba metido con el paco. El acompañamiento (nuestro y sobretodo de los servicios sociales) cuando el aborto era ilegal -o solo por causales- era una responsabilidad enorme para nosotras. Todo esto que hemos hecho también se ha convertido en una responsabilidad tan fuerte o más que la que tengo ahora siendo una diputada”, reflexiona.

“A la compañera que no sabe cómo funciona, que no tiene acompañamiento de una familia o de la escuela, que no tiene condiciones de higiene y condiciones alimentarias ¿la vas a dejar tirada? La verdad que no. Somos seres humanos”, concluye.

.- ¿Ves la política como un obstáculo o como un camino?

.- En mi distrito lo veo como un camino. A nivel nacional me parece que hay varios obstáculos. Creo que no hemos logrado captar la sensibilidad de los pibes y de la pibas para algunas cuestiones, que no hemos podido acompañar: el primer empleo, formación académica, a nivel nacional. Me parece que más que ver la política como obstáculo, algunos políticos son obstáculos.

En nuestro distrito creo que Fernando nos ha abierto las puertas, nos ha mostrado el camino y hoy lo que nos pide es que no seamos obstáculo para el resto de los compañeros y las compañeras.

fernando espinoza junto a brenda vargas
Foto Gentileza Prensa Brenda Vargas Matyi

Foto de Portada: Gentileza Prensa Brenda Vargas Matyi

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