Sólo en el primer semestre del año 151 chicos y chicas se quedaron sin sus madres porque fueron asesinadas en hechos de violencia machista. Las estadísticas dicen que son “las víctimas colaterales” de los femicidios y que ya son 4.500 en la última década y media. Brisa es una de esas niñas que perdieron a su mamá y una Ley lleva su nombre.
Esa Ley cumple seis años.
El 4 de julio de 2018, la Cámara de Diputados aprobó el proyecto de reparación a hijos e hijas de madres víctimas de femicidios, por lo que niñas, niños, adolescentes o jóvenes cuya madre haya sido víctima de femicidio pueden cobrar hasta que cumplan 21 años el equivalente a una jubilación mínima (en el caso de alguna discapacidad, de por vida).
Daiana de los Ángeles Barrionuevo tenía 24 años cuando desapareció el 20 de diciembre de 2014. La encontraron muerta tres semanas después, el 10 de enero de 2015, dentro de una bolsa de consorcio en un arroyo de Moreno. La había asesinado su pareja, Iván Rodríguez, de quien pretendía separarse. Daiana tenía hijos gemelos de 7 años, y a Brisa, de 2. Primero se fueron con su abuelo, hasta que Cintia, su tía, hermana de Daiana, los llevó a su casa.
Las estadísticas* revelan que 7 de cada 10 femicidios en Argentina se cometen por la pareja o ex pareja de las víctimas, que suelen ser los padres de los hijos e hijas que quedan huérfanos al mismo tiempo: madres muertas, padres encarcelados. Algunos se suicidan, otros se profugan. Lo concreto es que ese padre también está perdido para los niños, y de hecho la Justicia en la mayoría de los expedientes les quita los derechos sobre ellos.
La mayoría de los hijos e hijas de las mujeres que han sido asesinadas pasan a vivir con familiares que asumen la responsabilidad de criarlos y mantenerlos. La tía de Brisa -hoy la niña tiene 12 años-, por ejemplo, tenía tres hijos, y desde el asesinato de su hermana, cría y mantiene a seis, junto con su marido Marcelo.
Los informes sobre femicidios también confirman que muchas de las mujeres asesinadas habían denunciado por violencia a sus asesinos. Alertas que no llegaron a convertirse en protección, seguridad concreta, que permita evitar el hecho trágico.
Así, la Ley Brisa es una ayuda, pero también una reparación. Un reconocimiento del Estado por no haber evitado esa muerte. Y el deber de la sociedad de garantizar derechos a niños, niñas y adolescentes. Las hijas y los hijos de las víctimas son responsabilidad de todas y todos.
Antes de ser votada en 2018, el proyecto de Ley Brisa estuvo dos años en el Congreso sin moverse. Luego, comenzó un lento camino de implementación, que derivó en la conformación de la Comisión Permanente de Seguimiento (CoPeSe) de cada situación, integrada por equipos técnicos de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (SENAF), el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de Nación (MMGyD) y la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES), para todas las tareas relacionadas al Régimen de Reparación Económica (RENNyA).
Hasta diciembre pasado, el reclamo generalizado para la Ley Brisa era la necesidad de que la reparación llegue efectivamente a todos los chicos y jóvenes que perdieron a su madre en femicidios, en relación a problemas de la letra chica de la ley que propone, por ejemplo, la necesidad de que los beneficiarios sean hijos biológicos del autor del femicidio. La interpretación fue mutando desde el Estado para que la reparación llegue a los hijos de las mujeres asesinadas, sin importar otras cuestiones.
Sin embargo, con la actual administración nacional, el mapa para la Ley Brisa cambió abruptamente. La organización Atravesados por el Femicidio, que nuclea a familiares de víctimas, viene alertando que desde el 10 de diciembre pasado no hay altas para la reparación. En criollo, los hijos de mujeres asesinadas desde que asumieron las actuales autoridades no reciben ese derecho. Mientras tanto, se sigue con atención lo que ocurre con las más de 1.400 reparaciones que se emitieron antes, en distintas provincias se denunciaron interrupciones en el pago. El panorama desolador se completa con el CoPeSe disuelto, lo mismo con el MMGyD, equipos enteros de la Senaf que fueron echados y ajustes en la ANSES.
Mesa de Trabajo en La Matanza
La Matanza cuenta con la Mesa de Trabajo Ley Brisa desde 2020, un dispositivo único en el país con intervención de profesionales de la Secretaría que realizan el acercamiento con las familias para acompañar el proceso de acceso al derecho. El espacio institucional trabaja junto a organismos gubernamentales y asociaciones civiles para el cumplimiento efectivo de la Ley 27.452. Por información, escribir al correo [email protected]
* Las estadísticas sobre femicidios y cantidad de hijas e hijos de víctimas en el primer semestre de 2024 pertenecen al trabajo del Observatorio Adriana Marisel Zambrano de la asociación civil La Casa del Encuentro.
Diseño de Portada: Cristian Arrejin – En la foto, Cintia Barrionuevo, hermana de Daiana de los Ángeles Barrionuevo y tía de Brisa.