El concepto de refugio para mujeres por violencias de género resulta por demás común en una sociedad en la que está normalizada la idea de que las mujeres cumplimos mayoritariamente el rol de víctimas en las situaciones de violencia. Esta naturalización permea incluso hasta en la forma en la que se nombran a los diversos mecanismos de contención y acompañamiento.
En la Secretaría de Mujeres, Políticas de Género y Diversidades trabajamos en un cambio de paradigma y lo llevamos adelante también en el Centro de Atención a la Mujer “Irma Velázquez”.
Para nosotras, ante una situación de peligro, el alojamiento en el CAM es una estrategia de última instancia y no la primera alternativa como lo es siempre para el sistema judicial o policial. Es un engranaje más del sistema de salvaguarda y acompañamiento.
Desarrollamos diversas líneas de acción que promueven el reconocimiento de los derechos de las mujeres y diversidades sexo-genéricas, especialmente en aquello referido a su derecho a permanecer en su propio centro de vida y que sea el agresor quien abandone el domicilio. Debe irse del hogar quien provoca el riesgo, no quien lo sufre.
En relación a esto, llevamos adelante un amplio trabajo de articulación para que sea la justicia la que actúe resolviendo las diferentes instancias -perimetrales, exclusiones del hogar, reintegro de hijos e hijas, entre otras- teniendo siempre en claro que las medidas de impedimento deben recaer sobre los agresores para que las mujeres -muchas veces madres- puedan continuar sus vidas libres de violencias.
¿Cómo trabajamos en el CAM?
La posibilidad de ingreso al Centro de Atención a la Mujer es una estrategia dentro de las posibles que podemos tomar a la hora de intervenir sobre una situación. En caso de concretarse el ingreso brindamos todo lo necesario para vivir, mientras realizamos un abordaje integral por parte del equipo del CAM -abogadas, trabajadoras sociales, psicólogas-. Cuando egresan, continuamos trabajando juntas.
En otras ocasiones se nos contacta para generar el ingreso al refugio ante una situación de riesgo, pero después de una evaluación con el equipo y con la persona que está atravesando la situación de violencia decidimos que no siempre es la mejor estrategia.
En ese caso, realizamos un abordaje “por fuera”, es decir: trabajamos sin el ingreso al CAM pero desplegando las mismas herramientas que garanticen el acompañamiento.
Como Secretaría, estamos comprometidas con las Madres Protectoras. Trabajamos articuladamente con la Dirección de Acceso a Justicia y con el Poder Judicial. Avanzamos en los pedidos de reintegro de hijos e hijas en manos de los agresores, exclusiones de hogar, etc.
Finalmente, tenemos grupos de egresadas: mujeres que estuvieron alojadas en el CAM y que participan de grupos semanales o quincenales en donde comparten sus experiencias con sus pares. Esto nos permite mantener activo el vínculo con las egresadas, pero fundamentalmente generar redes, no sólo dentro del CAM, sino por fuera, redes territoriales de mujeres.
Foto de Portada: SMPDGYD La Matanza