No será este el primer 8 de marzo que marchamos, que levantamos la voz, que exigimos más derechos para las mujeres, para la comunidad lesbiana, travesti, transexual, Q, + y todas las iniciales que podemos sumar a medida que cada quien pueda recuperar su propia identidad sexogenérica.
No será este el primer 8 de marzo, no. Pero tal vez sea el que marque un hito en nuestra historia, porque nunca -desde que yo recuerdo- hemos tenido un ataque tan furibundo a todo aquello que desde 1983 hemos construido. Nos costó mucho esfuerzo, muchas luchas, muchas vidas, mucha militancia construir cada espacio, conquistar cada derecho. Pero, a pesar de las resistencias, lo fuimos haciendo.

Como el programa de Educación Sexual Integral. Cuánto se discutió, cuánto se peleó, cuánto pensamos en los pibes, en las pibas para que puedan decir “esto no, no quiero que me lo hagan, está mal”. A partir de ahora, si el gobierno nacional avanza con sus amenazas, ya no va a poder ser. La ESI será desguazada, como decenas de otros derechos que supimos conseguir. Ya no habrá profesionales recorriendo las escuelas para enseñar pero también para ofrecer protección a quienes callan violencias graves.
Miremos el mundo. Naciones Unidas. En este momento, un grupo de compañeras estará haciendo las valijas para representarnos. Y ¿saben qué? Nunca pasamos tanta vergüenza. Con el argumento de la “agenda woke”, el Gobierno nacional embanderado en este rancio conservadurismo está tirando abajo acuerdos internacionales, que firmados junto a la mayoría de los países nos enorgullecen. ¿No era que queríamos pertenecer al mundo?
Con el argumento de la “agenda woke”, el gobierno nacional embanderado en este rancio conservadurismo está tirando abajo acuerdos internacionales, que firmados junto a la mayoría de los países nos enorgullecen. ¿No era que queríamos pertenecer al mundo?”
El tema de los cuidados, ese asunto con el que venimos batallando para que por fin se entienda que esa gestión domestica que hacemos en nuestras casas, con nuestras familias, es trabajo no remunerado. Ese trabajo ya no tendrá ni retribución, ni reconocimiento. A partir de este próximo 23 de marzo cuando se venza la moratoria previsional, por decisión del Gobierno nacional, 9 de cada 10 mujeres ya no podrán acceder a este derecho que fue una enorme conquista sostenida y legalizada por un Gobierno nacional y popular.
En concreto este 23 de marzo, 150 mil mujeres de 60 años que no tienen los 30 años de aportes reglamentarios no podrán jubilarse y deberán esperar a cumplir los ¡65! para acceder a la PUAM, un beneficio que implica el 80 por ciento de la ya magra jubilación mínima.
No voy a listar todos los derechos que por decisión del presidente Javier Milei quedaron “afuera”. Es muchísimo. Si hasta se metieron con el Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia.
El embarazo de las niñas -por violación las más de las veces- es una afrenta, un dolor, una tragedia que, en estos últimos cuatro años, a partir del programa ENIA, habíamos logramos reducir drásticamente. Lamentablemente esa política pública que nos había permitido bajar los índices para empezar a construir un mundo en el que las niñas juegan y van a la escuela, hoy está desfinanciada. Es decir, ya no existe.
Mientras se desalientan todas las posibilidades de financiar programas para que las mujeres y la comunidad LGTBQ+ gocen de una vida libre de violencias y se esgrimen argumentos inconcebibles para terminar con la figura del feminicidio, los asesinatos de mujeres por el solo hecho de ser mujeres siguen, y temo que seguirán en aumento, en el todo el país.
Desde el 1° de enero al 28 de febrero de 2025, se produjeron 55 feminicidios y femicidios vinculados de mujeres y niñas y 1 femicidio vinculado de un varón adulto, estos datos dicen que en febrero se registró 1 femicidio cada 24 horas, según un nuevo informe del Observatorio de Femicidios en Argentina “Adriana Marisel Zambrano” que dirige La Casa del Encuentro.
Frente a este Estado que se retira de sus obligaciones, la Secretaría de Mujeres, Políticas de Género y Diversidades fortalece las políticas públicas feministas y en cada una de sus áreas escucha las demandas y da respuesta a quienes se acercan.

Por eso, este sábado desde La Matanza y desde cada rincón del país salimos a las calles para decir que no nos han vencido, que no nos vamos a callar, que seguimos luchando y que no estamos dispuestas a perder ni un gramo de ese tejido de derechos y visibilidades que construimos colectivamente a lo largo de nuestra historia democrática.
¡NADA SIN NOSOTRAS!
Foto de Portada: SMPDGYD de La Matanza