Trabajar en negro, negrear a alguien, ser negro “de alma”. Cuando algo se pone feo, verlo “negro”. Negro el color de lo malo, lo contrapuesto a la bondad, a la claridad, a lo blanco. La oveja descarriada era negra y negro también el patito feo. “No seas negra, tené modales”, “Negro de m…”, lo que le gritaban a Fernando Báez Sosa mientras lo golpeaban cobardemente en el piso…
¿Cuántas veces escuchamos esto?
De cada frase brota un racismo histórico que supimos heredar de la lógica colonial, que fue sostenido institucionalmente tras la creación del Estado argentino y que permanece enquistado como discurso social hasta nuestros días.
Desde el año 2013, cada 8 de noviembre se celebra el “Día Nacional de los/las Afroargentinos/as y de la Cultura Afro”. La fecha, que fue establecida en la Ley 26.852, homenajea a María Remedios del Valle, a quien el General Manuel Belgrano le otorgara el título de Capitana del Ejército por su participación activa en el Ejército del Norte.
Sin embargo, la “Madre de la Patria” ha sido sistemática e impunemente excluida de la historia oficial, en un Estado Nacional que se consolidó eliminando -físicamente primero y simbólicamente después- a pueblos originarios y a personas afrodescendientes traídas contra su voluntad desde África por la trata esclavista.
La visibilización de las personas afroargentinas
En el año 2005 se diseñó junto con el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) y la Universidad de Tres de Febrero (UNTREF) una prueba piloto que luego se utilizó en un número limitado de encuestas en el Censo del 2010 que arrojó, finalmente, la cifra de 149 mil personas afrodescendientes en el país.
Recién en el último Censo (2022) se consultó de modo general a toda la población si se considera descendiente de africanos o de pueblos indígenas, pero aún no se ha difundido oficialmente la cifra.
Teniendo en consideración este dato, Sandra Chagas -afrolesbiana feminista pertenecente al grupo Matamba de negras y afrodescendientes LGBT, integrante de la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora, nos acerca otro no menor: el año que viene se cumplirán 10 años de esta ley que establece, entre otras cosas, el dictado de contenidos sobre cultura afro en Argentina en los diseños curriculares de las escuelas y tan sólo 9 provincias han adherido a la misma, la más reciente, Santa Fé presentó su adhesión este 2022.
¿Qué más evidencia del racismo puede haber que la invisibilización y negación de las propias afroargentinas y afroargentinos?
La comunidad afroargentina viene luchando fuertemente en el reconocimiento de sus derechos y ya es tiempo que esto se plasme en políticas de inclusión reales. En ese sentido y considerando que se aproximan las elecciones (2023), sería interesante que las plataformas políticas expresen de una buena vez propuestas concretas en torno a las, los y les afroargentinas/os/es.
Construir feminismos interseccionales
Mujeres indígenas, marronas y afrodescendientes feministas vienen denunciando y relatando este racismo que obstaculiza una construcción de sociedad realmente igualitaria:
“Los feminismos deben tener una perspectiva interseccional. No es posible que trabajemos en conjunto si no reconocemos los diferentes puntos de partidas que algunas mujeres y diversidades sufrimos en el pleno ejercicio de los derechos humanos. El camino a la igualdad está lleno de piedras para algunas, y totalmente llano para otras”, resalta Maga Pérez, afroargentina, feminista negra, militante por los DDHH de lxs afrodescendientes.
Maga es, además, integrante de la Asociación Misibamba de La Matanza, una organización con base en Ciudad Evita que nuclea a más de 20 familias que se identifican como afroargentinos del tronco colonial: saben por tradición oral familiar que son preexistentes a la Nación Argentina y que sus ancestras/os no llegaron buscando una mejor situación económica o huyendo de una persecución política o religiosa como han venido otros emigrantes afros, sino que fueron secuestrados del continente africano y traídos en condición de esclavitud.
“Nuestro testimonio es el de la Argentina que quisieron ocultar, el de la raíz africana y la sangre derramada por la Independencia Nacional. Luchamos por el reconocimiento de sus aportes en la construcción de la identidad”, explica Pérez.
Nuestro testimonio es el de la Argentina que quisieron ocultar, el de la raíz africana y la sangre derramada por la Independencia Nacional. Luchamos por el reconocimiento de sus aportes en la construcción de la identidad”.
Maga Pérez, afroargentina feminista, integrante de la Asociación Misibamba de La Matanza
En ese sentido, la Asociación Misibamba- integrante de la Red Federal Afroargentina trabaja en la visibilización del legado histórico, político, económico, cultural y social de la comunidad afroargentina mediante talleres de sensibilización en la temática en conjunto con historia afroargentina y talleres de candombe, destinado a escuelas de todos los niveles.
“Las mujeres negras sabemos de qué se trata la discriminación y las violencias de un mundo que no está preparado para que seamos protagonistas, por eso la lucha es constante. Estamos vivas por la lucha y porque los saberes de nuestras ancestras, el ubuntu del «soy porque somos» se traduce en la resistencia de nuestra comunidad a través de los tiempos y a pesar de todas las opresiones del racismo de la sociedad. Y los feminismos blancos no nos representan, tenemos nuestras voces y representación. Pero entendemos que en las mujeres y diversidades todas unidas está la llave para transformar la sociedad, el machismo y el patriarcado, que hacen mucho daño. Para no repetir la historia el feminismo debe ser antirracista. Hay que construir otra cosa”, señala Pérez.
En la misma línea, Chagas resalta: “Si no nos nombramos, no existimos; habiendo tantas cuerpas, colores, pensamientos y culturas diversas resulta necesaria la interseccionalidad en los feminismos”.
Si no nos nombramos, no existimos; habiendo tantas cuerpas, colores, pensamientos y culturas diversas resulta necesaria la interseccionalidad en los feminismos”.
Sandra Chagas, afrolesbiana feminista, pertenecente al grupo Matamba de negras y afrodescendientes LGBT
Este 8N nos sumamos para gritar, a la memoria de María Remedios del Valle: ¡El feminismo será antirracista o no será!
Matanza avanza sin machismos
Diseño de Portada: Camila Berdichesky