Andrea Vázquez -médica, feminista con un tercer hijo recién nacido- se separó de su marido en el año 2009. Él es un reconocido médico -obstetra y ginecólogo- empresario de la medicina de Lomas de Zamora. Lo denunció 40 veces por violencias perpetradas hacia sus hijos y hacia ella, pero fue sistemáticamente ignorada.
El 3 de agosto se inicia por fin el juicio contra Pablo Ghisoni.
Serán siete días hábiles y consecutivos de debate oral y público en el Tribunal Oral en lo Criminal N° 3 de Lomas de Zamora. Andrea será acompañada por otras Madres Protectoras que, como ella, reclaman justicia.
En esta entrevista Andrea, actual co-directora de Acceso a Justicia de la Secretaría de Mujeres, Políticas de Género y Diversidades de La Matanza contextualiza su caso, que logró llevar hasta la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
“Venimos de una larga lucha que lleva más de una década en la que fuimos sometidos a la peor de las violencias, la más invisibilizada y que no está nominada como tal: la violencia que recibimos de la justicia. Si bien existe la violencia institucional, esto es violencia judicial y yo creo que el núcleo más duro y rancio del patriarcado está enquistado en el Poder Judicial”.
Violencia familiar y judicial
“Él le partió una botella en la boca a mi hijo mayor porque le molestaba el ruido que hacía. Recuerdo que yo estaba amamantando. Esa fue la primera denuncia que hice en el año 2009. Las 40 denuncias que le siguieron no fueron tenidas en cuenta en ningún momento. Lejos de eso, nos sentaron en el banquillo de los acusados. A mis hijos los ignoraron totalmente. Cuando los citaban para escucharlos, les preguntaban ‘Pero vos ¿de qué tenés miedo? ¿De que te vayamos a buscar y que te hagamos vivir con tu progenitor?’ Les hicieron saber de todas las formas posibles que esa era la intención”, relata Andrea. No era pregunta era amenaza.
Tres años después, en 2012, los jueces del ex Tribunal de Familia N° 3 de Lomas de Zamora ordenaron un operativo por el cual la policía irrumpió en el hogar mientras ella se encontraba en su lugar de trabajo y se llevó a sus tres hijos.
El arrancamiento había sido fundamentado bajo el falso Síndrome de Alienación Parental (SAP), un término rechazado por ser un cuadro inexistente tanto por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como por la Asociación Americana de Psicología (APA) y denunciado y rechazado por miles de profesionales en los países donde este concepto disciplinador se aplica contra las madres que denuncian violencias machistas.
Durante 3 años y medio no pudo ver a ninguno de sus tres hijos, hasta que Tomás, el del medio logró escapar en 2015 de la casa de su padre, para encontrarse con su mamá. Luego, con la mediación de una “abogada del niño”, mucha militancia y denuncia mediática Andrea logró que, volvieran dos de sus tres hijos.
A partir de allí empezó otra pesadilla: la renovada convivencia permitió los relatos de abuso sexual de los dos hijos menores (hoy con 18 y 11 años respectivamente).
Defenderse (de la justicia)
Minutos antes de iniciar la entrevista, Andrea recibe una noticia: el agente de la justicia está notificando incorrectamente a sus testigos para que vayan a declarar el 4 de agosto (un día sábado).
Un mes atrás (el 1° de junio) y a dos meses de comenzar el juicio oral y público por abuso sexual, citaron a su hijo menor en el expediente de reintegro de hijo, abierto por el perpetrador, quien tiene la corresponsabilidad parental suspendida desde el momento que lo procesan por un delito contra la integridad sexual.
“Un mensaje judicial para decirnos que el riesgo que existe claramente, si este sujeto es sobreseído o absuelto, es que venga por mi hijo”, sostiene Andrea.
Otro dato alarmante es que hace dos años está esperando un papel que acredite de manera urgente y fehaciente que su hijo menor está efectivamente bajo su cuidado.
“La sensación que tenemos tanto mi hijo Tomás -hoy mayor de edad y particular damnificado- como yo, es la de tener que estar constantemente defendiéndonos. Es tan grave y dolorosa la situación que terminás entendiendo y aceptando que te tenés que defender porque hiciste una acusación de abuso sexual a menores contra el progenitor”.
Es tan grave y dolorosa la situación que terminás entendiendo y aceptando que te tenés que defender porque hiciste una acusación de abuso sexual a menores contra el progenitor.”
Dra. Andrea Vázquez, Madre Protectora, co-directora de Acceso a Justicia de la Secretaría
.- ¿Qué expectativas tenés con el juicio?
.- La realidad es que no puedo decir que tengo fe o certeza porque no la tengo. Siento que me tengo que defender.
Lo que sí quiero es que el Poder Judicial ejerza en esta oportunidad de reparación al sentenciarlo de una vez por todas, de condenarlo como corresponde con las pruebas abundantes que hemos juntado y que lo han llevado a que se le dicte la prisión preventiva, el acto de procesamiento.
Con todo el poder y el dinero que ostenta, no logró zafar de tener que sentarse por primera vez en el banquillo de los acusados, en donde hasta ahora estuvimos solo las víctimas.
.– Cuando te referís a ostentar el poder, ¿a qué te referís puntualmente?
.- Él es un poderoso empresario de la medicina. Después de la declaración de Cámara Gesell de Tomás, dictaron la prisión preventiva, lo fueron a buscar para detenerlo. Evidentemente alguien le avisó desde adentro porque nadie sabía.
Entonces él se autointernó en su propio sanatorio -el Sanatorio Juncal- fingiendo una dolencia cardíaca que nunca fue probada. Estuvo ahí mientras pudo sostenerlo -48 horas- y obtuvo un pase directo a la Clínica Psiquiátrica Privada Banfield.
No cualquier persona puede decidir el lugar dónde va a estar detenida. Él eligió estar detenido en una clínica psiquiátrica privada, que es como un spa. Después obtuvo una morigeración y pidió irse a La Querencia Club, unas chacras de lujo con canchas de golf, spa, en Lomas de Zamora. Pidió permiso para irse 15 días de vacaciones. Además, puede trabajar de lunes a lunes de 8 a 20 horas como ginecólogo y obstetra en el Sanatorio Juncal y en una clínica de fertilidad privada de la que también es dueño.
Sinceramente no conozco detenido ni persona que esté privada de la libertad con este poder y esos beneficios.
Madres Protectoras contra la “violencia vicaria”
Madres Protectoras se originó con el caso de Andrea Vázquez. Ella relata que en todos estos años se fue encontrando con muchas mujeres que estaban pasando por su misma situación familiar.
“Una madre me dijo una vez: somos como los bichos bolita: levantás una baldosa y salen un montón. Es terrible pero es verdad. Estamos plagadas de casos solo que no lo sabemos, no nos conocemos ”, sonríe Andrea.
Una madre me dijo una vez: somos como los bichos bolita: levantás una baldosa y salen un montón. Es terrible pero es verdad. Estamos plagadas de casos solo que no lo sabemos, no nos conocemos”.
Dra. Andrea Vázquez, Madre Protectora, co-directora de Acceso a Justicia de la Secretaría
Los casos se suceden: Delfina Zarrasanz, madre de Arcoiris, en prisión domiciliaria, la madre de “Lila” presa, o el caso de Feliciana Bilat, madre protectora que ya ha pasado el juicio en el que fue sobreseído el perpetrador y que vuelve a juicio en febrero por pedido expreso suyo.
En un contexto de creciente visibilización las diversas violencias -como los abusos sexuales- contra las infancias y adolescencias que acuden a una justicia con estructuras oxidadas y desactualizadas, la existencia de las madres protectoras unidas y en red es imprescindible, para que se conozca que existe una modalidad de violencia que se ejerce hacia las mujeres madres y juntas puedan acompañarse y defenderse mejor.
“Así como los niños y niñas que son testigos de violencia son considerados víctimas, las madres protectoras -madres de niños víctimas de incesto, de violencia sexual- también somos víctimas”, especifica Andrea Vázquez.
La violencia vicaria -término que acuña Sonia Vaccaro- es la violencia que se ejerce hacia nosotras usando a nuestros hijos y puede llegar incluso hasta el punto de matarlos para hacernos sufrir.
En este sentido, Vázquez resalta la importancia de avanzar en red:
“Estar juntas es una de las estrategias que pueden ayudar a reducir la inequidad, es decir, las diferencias injustas que enfrentamos ante un poder judicial que es misógino, machista y que, ante la duda, siempre va a considerar más la palabra del varón perpetrador. Van a desconfiar más de nosotras, que somos las que en general ejercemos los cuidados y percibimos o escuchamos las denuncias.
La importancia de la perspectiva integral
Dañar al niño o niña es fácil: es un delito que se comete sin testigos en el ámbito que debería ser el más sagrado de una persona: su hogar. En la mayoría de los casos la palabra de niños y niñas es la única prueba, “y eso los pedófilos lo saben”, indica Andrea:
“En muy pocos casos [como en el de su hijo menor] hay lesiones que acreditan lo que los niños y niñas relatan en Cámara Gesell. Eso es un dato importante a ser considerado por los equipos de salud en la redacción de los informes. Aquí hablo como médica, en la facultad nos enseñan que en medicina no hay etiología [N. de A. “causa”] del 100%. Esto quiere decir que no podés decir “el 100% de la etiología de una cuestión o de una lesión se debe a…”. En medicina hablamos con el 80%, con el 99% y para el Poder Judicial ese porcentaje de duda, es a favor de los involucrados”, explica Andrea.
Si se tiene en cuenta que los magistrados usan pericias de personas expertas que le van a dar o deberían darles los elementos para acercarse a la verdad objetiva, para poder después sentenciar, entonces el rol que juegan esos informes es clave. Por eso, Vázquez resalta que es muy importante que tengan conclusiones claras:
“Más allá de que digan que ‘en el 98% de los casos el borramiento de los pliegues anales, las fisuras tienen que ver con el abuso sexual y que la introducción del objeto en el ano o en la vagina, las escoriaciones del himen’. Los informes tienen que tener conclusiones específicas, claras, contundentes”.
La importancia de la mirada socioemocional integral, que incluye no solamente el tratamiento y acompañamiento de las víctimas, requiere también de un abordaje integral por parte de cada profesional que interviene: en este caso, una palabra no dicha puede redundar en sentencias totalmente diferentes.
“No hay que dejar espacios para las dudas. Es fundamental que esos equipos trabajen desde la transdisciplina -con psicólogxs, peritos, trabajadoras sociales- que en general tienen una mirada más integral y que tiene que ver con los determinantes sociales. Pero sucede que estos equipos técnicos que deberían asistir a los jueces, en general, no tienen perspectiva de género ni de derechos de la infancia. Entonces hacen desastres”, observa Andrea.
.- Frente a la justicia patriarcal, ¿qué sentís como integrante y co-directora de Acceso a Justicia de la Secretaría?
.- El otro día cuando me reuní con Ayelén Mazzina, la ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, le dije: Yo soy una mujer que tengo privilegios, soy blanca, heterosexual, tengo un nivel cultural, una profesión. Sin duda también tengo privilegios por trabajar en la Secretaría de Mujeres, Políticas de Género y Diversidades de La Matanza. La pregunta es:
¿Accedí a justicia? No. Hace diez años que estoy suplicándole.
Entonces tenemos que considerar lo que le pasa al resto de las personas que no tiene estos privilegios.
Las Madres Protectoras requieren atención legal, acompañamiento, atención social. Por eso es tan importante el Patrocinio de la Secretaría. A todas nos meten en causas, que van incluso por nuestro patrimonio, nos embargan o nos quedamos sin trabajo por no poder cumplir horarios o exigencias. Ser madres protectoras es un trabajo de tiempo completo, con situaciones imprevistas y niños dañados.
A todas nos meten en causas, que van incluso por nuestro patrimonio, nos embargan o nos quedamos sin trabajo por no poder cumplir horarios o exigencias. Ser madres protectoras es un trabajo de tiempo completo, con situaciones imprevistas y niños dañados”.
Dra. Andrea Vázquez, Madre Protectora, co-directora de Acceso a Justicia de la Secretaría
Entonces todo eso hace que tengamos que acompañarnos estratégicamente para no estar solas y vulnerables ante el Poder Judicial. Ir acompañadas no es lo mismo, también puede ayudar a que los jueces y juezas sientan que hay al menos una mirada de control sobre sus sentencias. Las paredes que debemos atravesar van a estar porque son realmente paredes de inequidad en el acceso a justicia pero la experiencia de otras madres protectoras siempre ayuda. Durante años el éxito del sistema fue convencernos que éramos “las únicas”. Hoy sabemos que no es así y tal vez sean ellos los que empiecen a temer los juicios que el ejercicio de su crueldad merece.
El 3 de agosto a las 9 am acompañaremos a Andrea en el inicio del juicio. Será en el Tribunal Oral en lo Criminal N° 3 de Lomas de Zamora y algunos tramos del mismo serán transmitidos por el canal de YouTube de la Suprema Corte de la Provincia.
Por Andrea, por sus hijos y por la sociedad, esperamos que haya justicia.
Si llegaste hasta acá…
… y vos o alguien que conocés de La Matanza está pasando por una situación similar, podés escribirnos: [email protected], llamarnos al 0800-999-PARÁ (7272) o enviarnos un WhatsApp al 11-3672-7272.
Foto de Portada: Gentileza Diario Popular