El 4 de octubre de 1917, el presidente Hipólito Yrigoyen decretaba feriado nacional y establecía el 12 de octubre como el Día de la Raza, conmemorando la llegada de Cristóbal Colón a América, en 1492.
Muchas crecimos participando de actos escolares donde nos disfrazaban con trajes de arpillera, vinchas con plumas y con los manuales escolares que relataban cómo los españoles habían “descubierto” América.
Sin embargo, en 2010 durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, este feriado cambió su denominación por la del “Día del Respeto a la Diversidad Cultural”. En 2013, además, se estableció por ley el 8 de noviembre como el Día del Afroargentino/a y de la Cultura Afro, en homenaje a María Remedios del Valle, afrodescendiente nombrada Capitana del Ejército por Manuel Belgrano. Y bien se sabe que “el que nomina, domina»*: empezar a nombrar la diversidad sirvió y sirve como forma de visibilización y valoración de la multiplicidad de culturas que forjan nuestras identidades en el territorio argentino. Pero aún queda mucho por hacer.
Resulta significativo, por ejemplo que, a días de cumplirse otro nuevo aniversario, hayan sido mujeres indígenas quienes fueron detenidas tras la represión en el Lago Mascardi. La invisibilización de la lucha de esas comunidades llega al punto tal que las coberturas de los medios hegemónicos en estos últimos días hablan de “terrorismo mapuche”, sin reconocer la ancestralidad de nuestros pueblos originarios y sin detenerse en las mujeres e infancias que se encontraban poniendo el cuerpo en el reclamo de su territorio ancestral y que fueron reprimidas por 250 efectivos de las Fuerzas federales y provinciales de seguridad con balas de plomo y gases lacrimógenos**.
Y es que más allá de las leyes y las nuevas formas de nombrar, el imaginario hegemónico europeizante de la idea de que “venimos de los barcos” acarrea, desde hace mucho tiempo, la discriminación y el borramiento simbólico -y muchas veces físico- de las identidades marronas, indígenas y negras; hecho denunciado constantemente por diversos colectivos como Identidad Marrón, el Movimiento de Mujeres y Diversidades Indígenas por el Buen Vivir , la Comisión Organizadora del 8 de noviembre, o colectivas del artivismo afrofeminista como Kukily.
Primer Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias
En todo lo mencionado, la potencia de los feminismos se hace sentir. La marea verde que vivimos en las calles estos últimos años caló hondo e impulsó un nuevo cuestionamiento a las propias estructuras: tras intensos debates en los últimos Encuentros Nacionales de Mujeres celebramos nuestro primer Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias (Lesbianas, Trans, Travestis, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries) en Territorio Huarpe, Comechingón y Ranquel. Sin dudas una muestra de que en las formas de nombrar subyacen intenciones, ideas y tomas de posición. Desde el movimiento y sus diferentes expresiones feministas estamos dispuestas a seguir transformando, discutiendo y sobre todo construyendo.
El 35° ENM en San Luis, entre el 8 y el 10 de octubre, vivimos el primer y gran Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias. Fue un encuentro autogestivo, autónomo, federal y horizontal: la confirmación de que desde las bases los feminismos populares nos reconocemos en la diversidad, activamos, nos juntamos, proponemos y (nos) nombramos.
* Pierre Bourdieu, sociólogo.
** Al cierre de la nota y tras la represión ocurrida el 4 de octubre en Lago Mascardi hay 7 mujeres detenidas que estuvieron incomunicadas por varios días: 3 han quedado en la sede de la Policía Aeroportuaria, una de ellas cursando un embarazo de 40 semanas que fue llevada a un hospital para ser atendida y dos menores de 1 y 4 meses respectivamente. Las otras 4 fueron trasladadas a Ezeiza, a 1500km de donde viven y el día 9 de octubre llevadas a Bariloche, donde permanecen detenidas sin saber las razones de su detención.
Foto de Portada: Camila Berdichesky
