Volvemos cansadas, felices, enojadas. Todas las emociones caben en un regreso y conviven en un mismo cuerpo. A días del Encuentro y de la Conmemoración de la Diversidad Cultural, estar juntas potenció la indignación que se expresó en grito: rechazo y reclamo por el desalojo en Villa Mascardi con la detención injustificada y violenta de mujeres mapuches con sus hijas/os.
Perdí la cuenta, soy desmemoriada con las fechas, no sé en qué año me inicié en la ceremonia ritual de encontrarnos. Sí sé que me conmuevo como si cada uno fuera otra vez aquel, el primero.
Los encuentros de mujeres se llevan a cabo desde hace 34 años y tenemos algunas encuentreras como Nina Brugo, de asistencia perfecta.
El número 35, el que acaba de terminar, inició un nuevo ciclo portando otro nombre y sobrellevando un quiebre visible.
Es difícil generar consensos. Y lo que hasta ahora eran acuerdos superadores, dejaron de serlo: tenemos, dolorosamente para mí, dos encuentros.
Me molesta la idealización sobre “el feminismo” único, unívoco, sin derecho a pelear e incluso a quebrar. El estereotipo de que entre mujeres debemos entender, aceptar, y por último, tolerar porque al fin de cuentas… somos mujeres.
Diversas, múltiples, heterogéneas, intergeneracionales, ¿por qué se esperará de nosotras unicidad? ¡Sí! Hubo un quiebre por diferencias y muchas confiamos que en el 2023 volvamos a tener un único Encuentro ya Plurinacional.
Fue en un ENM que nació la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, la consigna se hizo cada vez más legítima y popular. Surgieron los talleres de estrategias y más tarde lo convertimos en ley. Me sorprende lo rápido que se dice… Entran en una oración los muchos años de lobby y militancias.
Este año, en la Plaza Independencia sucedió la primera Asamblea de Mujeres Madres Protectoras. Estoy segura que no pasará tanto tiempo, como sucedió con el aborto, para que estallen las estructuras y desde los tribunales de INjusticia dejen de implementar y legalizar las torturas.
Pienso en Andrea Vázquez y en tantas hijas e hijos atrapados en una sociedad que declama derechos de las infancias con ojos llenos de emoción y permite que haya índices de pobreza insoportables y progenitores violentos e incestuosos que descansan en la impunidad que les otorga la presunción de inocencia.
De pronto nuestra potencia transforma reclamos y quejas en decisiones políticas, en armados estratégicos, en el reconocimiento de otras, que cerca o lejos hacen, dicen, pelean. Fue también nuestro primer año como Secretaría y anduvimos mezcladas entre miles, fijando puntos de encuentro y programando más presencia matancera para el que viene.
Vuelvo con la emoción a flor de piel, les deseo la mejor de las suertes a las nuevas ministras. Me sacudo el frío puntano que me dejó disfónica y prometo que nos ocuparemos con tiempo para que Bariloche nos encuentre achicando distancias para poder matear juntas antes de cada taller.
Somos tantas y sin embargo no encontramos todavía el camino para incidir en serio en los temas que nos importan que son todos los temas. ¡VIVAS, LIBRES, ALEGRES y DESENDEUDADAS NOS QUEREMOS!
La nota de color de nuestro arribo la dieron, el pánico de los taxistas, que amenazaban con que al primer disturbio dejaban de circular; las chicas que en el hotel nos miraban con desconfianza; los muchachos preocupados en bares apenas entreabiertos… Es que dos semanas estuvieron los medios locales advirtiendo acerca de nuestra peligrosidad extrema: malas, brutas, rompedoras de vidrios y de iglesias, llegábamos a secuestrar varoncitos inocentes y a castigar a los adultos por nuestra maldad “antihombres”. Ese es el mejor ejemplo del poder de los medios.
Cuando ya, bolsito en mano, buscábamos qué recuerdo llevar a quienes nos esperaban en casa, los mismos que nos recibieron aterrados lamentaban haberse perdido ganancias varias. Y aunque nunca lo confiesen, imagino que también lamentan como dice el tango “haber sido tan gil”.
Les queda la revancha. En noviembre llegará el “otro” Encuentro, el que se sigue llamando ENM y anuncia para San Luis el arribo de 40.000 mujeres y disidencias sexuales.
Regreso a mi vida cotidiana con la convicción de que lo conseguido hay que sostenerlo y cuidarlo, porque ese miedo que inoculan y que dicen que nos tienen es pura mentira. Es el disfraz con el que se oculta el odio más salvaje del patriarcado capitalista que sabe que venimos por justicia y derechos y que eso solo se logra quitándoles los absurdos privilegios que ostentan y con los que nos subordinan.
Nadie vuelve igual de los Encuentros, no importa cuantas veces hayas ido, ni siquiera importa cuando leas esto.
¡Hasta la próxima!
Liliana Hendel
Foto de Portada: Gentileza Beve Luque @kumbianotdead