ESI o Educación Emocional. ¿Cuáles son las diferencias? ¿Qué horizontes nos abre la ESI y por qué es tan importante que sigamos haciendo cumplir esta ley que acaba de cumplir 18 años? Hablamos de esto y más con Liliana Maltz*, Licenciada en Ciencias de la Educación (UBA), Psicóloga social e integrante del colectivo “X más ESI”.
.- ¿Es posible que la educación emocional que están mencionando las autoridades de la educación de la Ciudad de Buenos Aires, pero también de Nación, reemplace a la educación sexual integral?
.- Yo creo que es una idea que tiene que ver con banalizar a la educación sexual integral, reducirla a una perspectiva biológica, heterosexual, preventiva, y que las emociones queden de la mano de la educación emocional, que no tiene nada que ver con el abordaje y la manera de concebirlas desde la ESI. Hay una intención política de reemplazar a la ESI por esta propuesta, que no es lo mismo.
.- ¿Qué diferencia a una de la otra?
.- Responden a paradigmas diferentes y maneras diferentes de concebir -en lo político, lo social- las emociones. Para la ESI, las emociones tienen que ver con relaciones donde impacta la cuestión cultural, social, política, económica. Se construyen en el marco de un vínculo, en el marco de un contexto. Son cambiantes, ambivalentes, confusas, interpelables.
Y para la educación emocional serían como sustancia de alguna manera, donde tiene más peso lo biológico… Por eso en muchas ilustraciones aparece un cerebro y un corazón, como si pudieras separar, ordenar, enfrascar las emociones.
El libro El monstruo de los colores es el paradigma de la educación emocional y propone de alguna manera que las emociones confusas o desordenadas no sirven y hay que ponerlas por separado. Esto apunta fundamentalmente a un sujeto adaptado al medio, ordenado, y de alguna manera regulado y controlado, que son los verbos que tiene esa propuesta para las emociones.
.- Como madre podría decir “¿pero qué tiene de malo que a mi hijo o a mi hija le enseñen a poner palabras a las emociones?”… ¿Qué aportaría de distinto la ESI en este ejemplo puntual?
.- Está buenísimo lo que decís porque, en realidad, la educación sexual integral no objeta poner en palabras a las emociones. No objeta, incluso, dar a entender de qué se trata la tristeza, la alegría. El problema es cuando yo pienso que la alegría es igual para todos, se pinta de un mismo color, se expresa de la misma manera y dejo de pensar de manera situada para pensar en universales.
El problema es cuando yo pienso que la alegría es igual para todos, se pinta de un mismo color, se expresa de la misma manera y dejo de pensar de manera situada para pensar en universales.”
Lic. Liliana Maltz, integrante del colectivo “X más ESI”
Volviendo a El monstruo de los colores, el libro plantea un color para cada emoción. La literatura ligada a la educación emocional nos pregunta ante cada emoción en qué parte del cuerpo se siente y cómo se siente. Y una cuestión muy diferente es poner en palabras y pensar “¿qué es para vos la alegría, la tristeza, el enojo?, ¿cómo lo sentimos?, ¿cómo lo expresamos?” a pensar que es igual para todos.
Por supuesto que es muy bueno poner en palabras las emociones y, de hecho, la ESI tiene un eje que es valorar la afectividad. Escribí en un artículo que no es casual los diferentes verbos que acompañan al sustantivo emociones para la educación emocional:
autorregular, auto observar, auto dominar, auto controlar.
Todos son verbos del mundo empresarial.
Mientras que para la ESI es dar un lugar:
poner en palabras, respetar, compartir, entender.
Son verbos que dan cuenta de concepciones diferentes.
La educación emocional no se plantea, por ejemplo, las causas que generan el enojo. Es lo mismo que un enojo tenga que ver con un problema vincular o con que a un niño o niña le estén vulnerando un derecho porque en la casa no llegan a fin de mes. Lo importante es regular ese enojo, entonces ¿qué hacen? Lo mandan al rincón del enojo. Hay rincones del enojo, hay rincones de la calma.
En cambio, para la ESI sí importan las causas. Eso no implica que alojar el enojo es que un niño le pegue a sus amiguitos o le rompa sus trabajos, por supuesto que se arma un borde de lo que se puede hacer y lo que no. Es entender por qué está enojado y pensar en esa situación y qué le podemos ofrecer sabiendo que algunas cosas le van a servir, lo van a ayudar, y otras no.
Es entender por qué está enojado y pensar en esa situación y qué le podemos ofrecer sabiendo que algunas cosas le van a servir, lo van a ayudar, y otras no.”
Lic. Liliana Maltz, integrante del colectivo “X más ESI”
Otro ejemplo:
En una capacitación sobre este tema, una docente compartía que en un jardín había un nene que estaba todo el tiempo enojado, pegando, peleando. Y todo el tiempo las intervenciones iban de la mano del rincón del enojo.
Ella estaba ahí como practicante, se acercó al nene, estuvo charlando y empezó a darse cuenta y a registrar: el chico le contaba que estaba siendo maltratado en la casa y en el jardín no se había abierto un espacio de escucha para que pudiera decir por qué estaba enojado.
Entonces, a partir de esto, se pudo empezar a pensar otras cuestiones respecto de la intervención.
.- ¿Por qué es importante el rol de la ESI en casos de abuso sexual?
.- La ESI tiene un eje que es valorar la afectividad, que siempre lo trabaja en relación a los otros. Por ejemplo, qué sentimos cuando alguien nos hace algo que no nos gusta en nuestro cuerpo. Y ahí pensar qué intervenciones realizar.
Les enseña a poner en palabras lo que a cada quien le gusta o no le gusta, que tienen derechos y no pueden ser avasallados.
Entonces, la afectividad está siempre ligada a los derechos, a la cuestión de género, a la diversidad de los cuerpos y a la salud. No es un ente aparte. Y esta manera de entender la afectividad, de empoderar y de mirar a las niñas y a los niños como sujetos de derecho, es lo que les da herramientas en torno a la prevención del abuso.
Enseñarles que son dueños de su propio cuerpo, enseñarles a confiar en sus propias percepciones, a poner siempre en palabras lo que no les gusta, cosa que hasta a los adultos nos cuesta muchas veces decir… No es un aprendizaje sencillo y en el marco de la ESI esto se trabaja. Son herramientas que se dan de manera integral, no escindidas.
Enseñarles que son dueños de su propio cuerpo, enseñarles a confiar en sus propias percepciones, a poner siempre en palabras lo que no les gusta, cosa que hasta a los adultos nos cuesta muchas veces decir…
Lic. Liliana Maltz, integrante del colectivo “X más ESI”
En cambio, en los jardines donde trabajan desde la educación emocional aparecen no solo el rincón de la calma, el rincón del enojo, como si estar enojado además fuera necesariamente malo, sino que aparece en la cuestión casi cotidiana.
“Contemos las cosas lindas que hicimos hoy”… ¿Y las cosas feas quedan afuera?
Se nos va filtrando un mandato de estar bien está bien y estar mal está mal. Y desde ese lugar, la educación emocional considera positivas la alegría, la felicidad y negativas la bronca, el enojo.
Para la ESI no hay emociones positivas o negativas, digamos. Todo tiene que ver. No vamos a dejar que alguien golpee a alguien porque está enojado, pero no por eso el enojo es una emoción negativa en sí. La educación emocional plantea de alguna forma codificar las emociones y en la vida las tenemos confusas y muchas veces ambivalentes.
.– Me viene a la mente la marcha contra el desfinanciamiento de la educación universitaria, sumado al desfinanciamiento de las políticas con perspectiva de género, y el discurso que circula acerca de que “a la escuela se lleva a los chicos para que se les enseñe, no para que se los ‘adoctrine’”, contra la ESI o inclusive contra la militancia en universidades públicas. Cuando, por el contrario, el acto educativo es profundamente político y cargado de ideología…
.- Sí. Siempre parece que el ‘adoctrinamiento’ o la ideologización viene de la mano de la ESI, por ejemplo, y en realidad siempre hay ideología.
Desde la otra perspectiva se invisibilizan las relaciones de poder que están detrás. Proponer estar siempre felices o medir las emociones o despolitizarlas pareciera ser que no es ideológico.
Desde la perspectiva de la educación emocional todo pasa por la responsabilidad individual: “Si estoy triste es porque no hice lo suficiente para estar bien”. De esa manera se despolitizan las causas. No se piensa en lo social. Se piensan las emociones como habilidades que hay que ejercitar para poder estar siempre bien y ser funcional al sistema: la tristeza no está buena para consumir, entonces mejor estar contentos y adaptados.
Ahora si las politizamos, en el sentido de entender las causas, analizarlas, interpelarlas, pareciera que ahí está lo ideológico.
Hay ideología de género porque interpelamos los modelos hegemónicos de masculinidad y feminidad, y yo me pregunto: ¿cuando están invisibilizadas las infancias trans, no hay ideología de género? ¿cuando el lenguaje solo es en masculino? Entonces aparece siempre como que la ideología está de la mano de los espacios donde se interpela la ideología dominante. Y es interesante porque va de la mano de querer “dejar este estado de cosas porque es normal, natural”.
¿Dónde está lo normal y dónde está lo natural? Me parece interesante esto que observás porque es el núcleo duro que se cuestiona y que hoy está muy en vigencia: lo cierto es que ya hay leyes de educación emocional en cinco provincias -Corrientes, Misiones, Chaco, Jujuy, Tucumán. Y van por más, a la par de la desfinanciación de la ESI.
.- Por último, ¿por qué crees sigue pesando la palabra Sexual en el título de la ESI y no así la “educación emocional” en una parte importante del común de las personas?
.- Me parece que todavía tiene un peso muy fuerte la palabra sexual en la representación que las personas adultas tenemos. Ahí aparecen los comentarios, “¿le van a dar una charla de Johnson & Johnson en sala de cinco?”, “esto es del ámbito de lo familiar, ¿por qué pasa a ser política pública si esto lo decido yo en el momento que quiero y de la manera que quiero?”.
A pesar de que la ESI va a cumplir 18 años, entender la sexualidad como una cuestión que tiene que ver con todo lo que somos, sentimos, deseamos, hacemos, despegarla de lo genital, es una batalla cultural y política que tenemos que dar.
Entender la sexualidad como una cuestión que tiene que ver con todo lo que somos, sentimos, deseamos, hacemos, despegarla de lo genital, es una batalla cultural y política que tenemos que dar.”
Lic. Liliana Maltz, integrante del colectivo “X más ESI”
Cuando en muchas escuelas aparece que la ESI aborda la cuestión ligada a los derechos, a revisar los modelos hegemónicos de cuerpos, dar herramientas en la prevención del abuso y la posibilidad de que cada quien disfrute de su cuerpo aparece como un asombro.
Hay que hacer este trabajo con las familias para que entiendan de qué hablamos cuando hablamos de sexualidad. Está todavía muy pegado a las propias representaciones, más toda la mala prensa que adrede generan ciertos grupos ligados al poder o ligados a ciertas religiones.
Hay que dar una batalla muy fuerte en relación a qué hablamos cuando hablamos de ESI para entender que garantizamos que los chicos y las chicas tengan acceso a cierta información, porque hay familias donde no se habla esto -porque no saben cómo hacerlo o porque no quieren o porque no pueden. Entonces hacer efectiva esta política pública garantiza que tengan acceso a una información que se considera central.
Nos sumamos a las palabras de Liliana: por más ESI en las escuelas, por más políticas públicas con perspectiva de género que cambien vidas.
Matanza avanza sin machismos.
* Liliana Maltz es Licenciada en Ciencias de la Educación (UBA), Psicóloga social (Escuela de Psicología Social “Pichón Rivière”), Diplomada superior y especialista en “Gestión y conducción del sistema educativo y sus instituciones” (FLACSO) y Diplomada en Ciencias Sociales con mención en Psicoanálisis y Prácticas Socio-educativas (FLACSO). Integra el colectivo “X más ESI”