
Por la Dra. Noor Jiménez Abraham*
Desde el 3 de junio de 2015, Argentina se convirtió en ese lugar del mundo reconocido por sus políticas con perspectiva de género, logradas como producto de la militancia de mujeres y del colectivo LGTBIQ+. Por la lucha y la persistencia en el reclamo de los derechos y la claridad sobre qué exigir a los gobiernos, el reconocimiento llegó hasta más allá de las fronteras.
Con pancartas en las calles, pelucas de colores en las plazas y coreografías que seguían los versos de lo que se denunciaba, la revolución atravesó también las casas. Aunque no todo había empezado en ese momento histórico, porque las ancestras iluminaban el derrotero.
Has recorrido un largo camino
Aparecieron entonces las hijas, las nietas y, quizás hasta las bis, de aquellas que organizaron en 1910 el Primer Congreso Femenino Internacional: Alicia Moreau, Julieta Lanteri, Cecilia Grierson, entre un grupo de más de veinte mujeres. En ese momento ya se interactuaba a nivel internacional con la convicción de que el sistema patriarcal, con distintas connotaciones, recorría el mundo y que, para enfrentarlo, era necesario la voluntad conjunta.
“Ni Dios, ni patrón, ni marido” fue guía en las demandas. Lema atribuido a Virginia Bolten, nacida en 1876 y que dirigió el periódico anarquista “La voz de la mujer”.
De las Madres de Plaza de Mayo y de las Abuelas el legado fue no tener miedo para enfrentar a quienes quisieran silenciar los reclamos desde el máximo poder.

De las casas a la militancia
Más allá de los nombres de mujeres que por años habían sido silenciadas de la historia y que de a poco fueron denominando calles como un intento de cubrir el inexistente cupo de género en las ciudades, en la actualidad, hay tantos otros de las que todavía siguen sin ser visibilizados.
Las que en 2001 no se quedaron inertes frente a la crisis económica, política y social. Quienes llevaron adelante trueques, crearon centros comunitarios, organizaron merenderos, se pusieron frente a las ollas para cocinar y también para hacer sonar las disconformidades. La mayoría de ellas salieron hasta sin analizar que estaban haciendo política. Se aliaron con sus vecinas y dejaron por un rato sus casas para redoblar el trabajo afuera y luego volver para hacer lo que nadie había terminado por ellas.
Y otra vez durante la pandemia, en una continuidad sin fin, atendieron a toda la familia, se hicieron cargo de abatimientos emocionales, armaron aulas en sus cocinas, intensificaron las tareas de cuidado, sin horarios ni reconocimientos, creando espacios que buscaban compensar el aislamiento obligatorio como prevención ante la pandemia por COVID 19.

El presente
Con la fuerza de ese 3 de junio de 2015, a través del armado de una trama de solidaridad entre todas a la que se sumaron diversidades sexuales y también varones. Se tomaron las calles en un grito de alianza con quienes ahora sí pedían justicia porque hasta ese momento no habían percibido la falta de equidad o temían denunciarla.
Con el impacto de esa marea, ya no hubo vuelta atrás. Se aprobaron normativas que por años habían sido excluidas del tratamiento legislativo. Para comprobar también que cada vez que se corría un velo de desigualdad, aparecían más derechos que debían exigirse.
En la actualidad, y desde el comienzo de la gestión del presidente Javier Milei, el 10 de diciembre de 2023, se suceden los recortes a varios de esos derechos conquistados mientras se amenaza con quitar otros. Como siempre, la militancia está en alerta, activa, preparada para no permitir retrocesos.

Maestras en primera persona
En ese camino sin retorno por la justicia y la equidad, desde la Secretaría de Mujeres, Políticas de Género y Diversidades (SMPGyD) se proyectó un curso sobre Los Movimientos Populares de Mujeres. Con el objetivo de visibilizar a quienes son dueñas de energías poderosas que sostienen tanto en Matanza como en provincia de Buenos Aires se hará un recorrido por sus actuaciones y militancias.
Además, y como documento de recorrido profesional, participarán, con su voz en tiempo real, las referentes Nelly Bórquez y Liliana Hendel, directora y secretaria respectivamente de la SMPGyD.
La idea es trabajar con docentes, para que esos análisis derramen en estudiantes, familias y comunidades. El derecho a preguntar, informarse y ponerle nombre a los hechos y a las cosas.

El desafío se vuelve un reto para todas las personas que deseen tomarlo: ¿usted conoce quiénes son las mujeres referentes de su barrio? La tarea de mencionarlas y reconocerlas le pertenece a la sociedad.
* Noor Jiménez Abraham es Doctora en Ciencias de la Comunicación Social, Directora de Políticas de Actualización de Conocimientos de la SMPDGyD de La Matanza.