Cuidar es una tarea esencial, invisible, invisibilizada y feminizada, a nivel nacional, regional y mundial. Mis abuelas, tu mamá, nuestras hermanas y tías. Estamos rodeadas de mujeres que han jugado roles fundamentales en tareas de cuidado en nuestras historias familiares. Sin embargo, este 29 de octubre se conmemoró recién por segunda vez el Día Internacional de los Cuidados y el Apoyo.
Si cuidar es cosa de mujeres hace tanto tiempo… ¿por qué y para qué conmemoramos este día?
Una iniciativa argentina
En octubre del 2023, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas aprobó por consenso la primera resolución que reconoce la importancia de los cuidados en el marco de los derechos humanos, desde una perspectiva de género.
La resolución titulada “La Centralidad de los Cuidados y el Apoyo desde una perspectiva de derechos humanos” coronó así la iniciativa del Estado argentino que busca reconocer el impacto de la inequitativa distribución de los cuidados para la igualdad de género y para el ejercicio de los derechos humanos de las mujeres.
Pero… ¿Qué es cuidar?
Según el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), en su informe titulado “Cuidados, asistencia y discapacidad en América Latina”, cuidar es:
“poner en acción un conjunto de actividades cotidianas que proporcionan bienestar físico, psíquico y emocional a las personas y que permiten su reproducción cotidiana. Cuidar es un componente central en la gestión y el mantenimiento cotidiano de la vida y por eso es esencial para la existencia y sostenibilidad de la vida. Los cuidados son un pilar fundamental tanto para el sostenimiento de las sociedades como para la economía en su conjunto. Cuidar es una necesidad social y un trabajo que debe ser reconocido, redistribuido y debidamente recompensado, sino que también es un derecho: todas las personas tenemos derecho a recibir cuidados y a cuidar, y a poder hacerlo en buenas condiciones”.
Vale reiterar algo quizás tan evidente como poco dicho: la especie humana es en términos biológicos y también culturales, humano-dependiente. En otras palabras, dependemos de otras personas en diferentes momentos vitales, esto es inherente a nuestra especie y por lo tanto, es inevitable.
Y es justamente por eso que cuidar es un asunto colectivo, que alguna vez supo ser comunitario y que atañe a nuestros derechos como humanos y que por ende, requiere de soluciones políticas.
Cuidar cuesta
“Las tareas de cuidado son el origen de la distribución desigual entre varones y mujeres”, sostiene Karina Batthyány, Secretaria Ejecutiva de CLACSO. Y es cierto.
Las tareas de cuidado son el origen de la distribución desigual entre varones y mujeres.”
Karina Batthyány, Secretaria Ejecutiva de CLACSO
En América Latina y el Caribe, el trabajo no remunerado y de cuidados representa el 21,4% del PBI.
Porque las mujeres cuidamos más que los varones:
Hacemos el 75% del trabajo de cuidados y ocupamos hasta 35 horas más por semana que ellos en trabajos no remunerados.
Si nos circunscribimos sólo a nuestro país, según la última Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (INDEC, 2021), las mujeres argentinas dedicamos el doble de tiempo que los varones a tareas hogareñas o comunitarias para cuidar de niñas, niños, adolescentes, personas mayores o con discapacidad -todas estas, tareas no remuneradas.
Más específicamente y según el informe citado de ELA, “las mujeres dedican en promedio 6 horas y media al día para cocinar, limpiar, cuidar, hacer compras y acompañar a otras personas, mientras que los varones lo hacen durante tres horas y media” y esto “resta tiempo para su propia formación, el trabajo pago, el cuidado de sí mismas y el descanso (…) sobrecarga que (…) se traduce en mayores índices de desempleo, precarización laboral, brecha salarial y menor acceso a cargos jerárquicos, ya que suele optarse por contratar varones debido a que las trabajadoras formales pueden solicitar una licencia por maternidad”.
Con juegos, palabras y silencios, nos han enseñado desde muy pequeñas a cuidar.
Y los exitosos resultados de esa enseñanza están a la vista: las mujeres aprendimos que esa tarea nos toca a nosotras.
Un estudio realizado por UNICEF en México, Colombia y Argentina sobre encuestas de uso del tiempo del INDEC (2021) arrojó para nuestro país que las mujeres de entre 16 y 17 años que cuidan dedican más de 5 horas por día a dichas tareas mientras que los varones dedican 3 horas y media.
Asumir responsabilidades de cuidado intensivas termina vulnerando sus derechos fundamentales como adolescentes, en la medida en que afecta su tiempo de juego, descanso y estudio. Y esto afecta, una vez más, en mayor medida a las adolescentes mujeres.
Ser cuidadxs
Todas las personas necesitamos cuidados a lo largo de nuestra vida pero no todas requerimos ser cuidadas de la misma forma o con la misma intensidad:
Esto varía según la etapa vital en la que nos encontramos -la niñez y la vejez por ejemplo, son momentos cuando se necesitan más de los cuidados- de nuestra capacidad para acceder a servicios, del dinero con el que contamos o bien del tiempo para cuidar o recibir cuidados.
A su vez, muchas personas con discapacidades pueden requerir de apoyos constantes para poder llevar adelante una vida plena.
Así, si entendemos que todas y todos cuidamos y recibimos cuidados en distintos momentos y de diversas maneras, cae de maduro que los cuidados atraviesan toda nuestra vida y nada ni nadie puede funcionar sin cuidados.
El derecho humano a los cuidados
Por eso es fundamental que los cuidados sean reconocidos como un derecho humano autónomo. Pero, ¿qué implica esto?
“Que los Estados tienen la obligación de garantizar los cuidados de forma universal mediante políticas públicas. El valor del reconocimiento del derecho al cuidado es que pasa a reconocerse como una obligación”, sostuvo Laura Pautassi, Presidenta de ELA e investigadora del CONICET en el Foro Académico Territorios de Cuidados de la XVI Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe en México.
Para la investigadora, “el objetivo es promover una transformación social en la que el cuidado sea una responsabilidad compartida, distribuida equitativamente, que no sea responsabilidad exclusiva de las familias y las mujeres. No es solo un asunto de la vida privada o familiar sino una cuestión pública y colectiva. Es esencial que todas las personas puedan ejercer su derecho a recibir cuidados, cuidar y autocuidarse. Esto promueve la equidad de género, protege el bienestar general, valora el trabajo de cuidado y garantiza el acceso pleno a otros derechos fundamentales como el trabajo, la educación y la salud”.
El objetivo es promover una transformación social en la que el cuidado sea una responsabilidad compartida, distribuida equitativamente, que no sea responsabilidad exclusiva de las familias y las mujeres.”
Laura Pautassi, Presidenta de ELA e investigadora del CONICET
Por todo esto, reivindicamos este segundo aniversario del Día Internacional de los Cuidados y el Apoyo. En un contexto nacional dañino, tenemos la certeza de que el fomento a políticas públicas que aborden los cuidados tienen un gran potencial para promover una igualdad real y no meramente declarativa.
Para que desde el Estado se garantice el cuidado como un derecho universal.
Para que quienes cuiden puedan hacerlo en condiciones dignas.
Para dar la pelea práctica al discurso del sálvese quien pueda, respondiendo con estructuras solidarias y complementarias.
Porque nos necesitamos para que no nos devoren las ideas neoliberales individualistas.
Y porque nos tenemos.
Matanza avanza sin machismos.
Diseño de Portada: Cristian Arrejin